sábado, 4 de mayo de 2013

Los treinta años trajeron madures, sensatez, equilibrio en ciertos aspectos, pero también trajeron soledad y la certeza de que tengo que volver encontrarme conmigo misma antes de perderme del todo. Con la llave de la felicidad en mi mano tengo que encontrar la cerradura correcta porque este viaje es único con este cuerpo y esta mente. Tengo que dejar de postergar esta exploración espiritual...